Menorca, quizás la menos conocida de las Islas Baleares, es mucho más que escondidas playas y calas. Acertadamente ha sido calificada como un gran museo al aire libre por su diversidad paisajística y por la cantidad de monumentos prehistóricos que atesora. Todo ello sin olvidar el encanto de sus pequeños pueblos encalados.
Dicen los menorquines que todo lo bueno y lo malo les ha llegado por el mar. Lógico si tenemos en cuenta que Menorca es una isla. Sin embargo, una frase tan simple resume más de 2500 años de historia en los que Menorca ha sido colonizada por muchas civilizaciones. Por fortuna, a pesar del trasiego humano, la isla no ha perdido ni un ápice de su personalidad.
Menorca alberga los parajes naturales mejor conservados del Mediterráneo. Estamos ante un lugar medioambiental único, declarado como Reserva de la Biosfera por parte de la UNESCO en 1993. En sus 702m2 de extensión nos encontramos con un parque natural (la Albufera des Grau), cinco reservas naturales, una reserva marina y diecinueve zonas ANEI (Áreas Naturales de Especial Interés). La isla es un autentico paraíso natural formado por multitud de barrancos, grutas terrestres, cuevas submarinas, así como especies animales y vegetales únicas.
El paisaje y la geología la distinguen considerablemente de Mallorca o Ibiza. La isla se divide en dos regiones. La primera, al norte (Tramuntana), es la más agreste y en ella se encuentran playas de arena rojiza y paisajes de gran belleza. La segunda, situada al sur (Migjorn), tiene un relieve mucho más suave y una costa con acantilados, barrancos cubiertos de pinos y calas de arena dorada. La elevación más alta de la isla es el monte Toro, de 357 metros.
El clima en Menorca es también distinto al de las otras islas. Su media pluviométrica es la más alta de las Baleares, con 654 mm anuales. La humedad es muy elevada, provocando a primeras horas de la noche y de la mañana el rocío, o “banyadura”. La temperatura media anual de la isla es de 18,11˚C, con una media mínima anual de 13,90˚C y una media máxima anual de 22,33˚C. Pero sin duda el elemento más característico es el viento. Al carecer de defensas orográficas, Menorca recibe de lleno los flujos del norte. La temida tramontana, seca y fría, predomina sobre el resto de los vientos. Este viento, destemplado y gemidor, alcanza fácilmente los cien kilómetros por hora. Prueba de su fuerza es la inclinación hacia el sur de los troncos de muchos acebuches.
Uno de los atributos que mejor distinguen a la isla de Menorca, además de sus bellas y recónditas calas de aguas cristalinas, es su gastronomía. La cocina de Menorca gira en torno al pescado y al marisco fresco, sin olvidarnos de los productos del interior de la isla. El plato más reconocido es, sin duda, la Caldereta de langosta, especialidad que podemos degustar en la mayoría de localidades de la isla, pero cuya meca indiscutible es el encantador puerto de Fornells.
El centro de las poblaciones, especialmente en Maó y Ciutadella, están repletos de exclusivas tiendas donde hacerse con productos típicamente menorquines. Aunque el producto estrella entre los visitantes es, sin duda, el calzado, consolidado a nivel nacional e internacional. Diseño, calidad, elaboración artesanal y la más avanzada tecnología en los procesos productivos es lo que encontrará en las distintas tiendas y fábricas de calzado en Menorca. Jaime Mascaró y Pons Quintana constituyen los máximos exponentes. Sin embargo, el más popular de los calzados son las abarcas. De origen agrícola, este cómodo y sencillo calzado es hoy exportado a buena parte del mundo, con múltiples diseños, colores y tipos de piel.
Menorca ofrece inmejorables oportunidades de combinar el deporte con el disfrute de la naturaleza. Los aficionados al mar encontrarán un abanico de posibilidades, desde el baño en cualquier cala de la isla, a actividades específicas como el windsurf, la vela, el esquí náutico, la pesca deportiva, la navegación a vela latina o el submarinismo. Por su lado, los amantes de la naturaleza podrán disfrutar de la diversidad medioambiental de la isla, practicando cicloturismo y/o senderismo por el emblemático Camí de Cavalls, un sendero que lleva al mismo punto de partida y que permite recorrer el perímetro de Menorca al completo. Si bien es cierto que para muchos la mejor manera de hacer el Camí de Cavalls es montado a un cuadrúpedo.
Finalmente, los apasionados del golf también tienen cabida en la isla de Menorca. La isla dispone de un único campo de golf en la Urbanización de Son Parc, en la costa norte de la isla. El Golf Son Parc dispone de un circuito de 18 hoyos.
Los encantos de esta tranquila isla balear os están esperando!
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