Durante los primeros años de la vida de nuestros hijos, después de cada crucero estival, cuando llegábamos a nuestro puerto base y hacíamos balance, cerrábamos nuestras reflexiones con un “aún les falta un añito”.
Por tanto, en Island Yachts Broker & Charter Menorca hemos decidido confeccionar una lista de consejos para que este verano nuestros hijos y los niños que con frecuencia les acompañan, se sientan “como pez en el agua”. ¡Comencemos!
Hay niños ordenados, niños obedientes, niños disciplinados y también hay… simplemente niños. Para todos ellos lo mejor es que a bordo haya las normas justas y que éstas sean de obligado cumplimiento.
Nosotros tenemos dos grandes grupos: las del “Siempre” y las del “Nunca, bajo ningún concepto”. Dentro del primer grupo tenemos sólo tres normas: “Siempre una mano para el barco y otra para mí”, “Siempre se pide permiso para abrir la nevera” y “Siempre se pregunta si se puede utiliza la ducha de la bañera”. Dentro del segundo grupo también tenemos tres normas: “Nunca se sale a cubierta por la noche sin avisar”, “Nunca nos tiramos al agua, hasta que el barco está bien fondeado” y “Nunca se toca el cuadro eléctrico”.
En un barco, por definición, siempre hay problemas de espacio. Bueno mejor dicho…, donde algunos adultos ven problemas de espacio, los niños pueden, o no, sentir simplemente limitación de espacio. Y decimos “pueden”, porque para ellos más que una cuestión de cantidad, lo importante es la calidad. Así, independientemente del tipo y tamaño de la embarcación en la que naveguemos, un niño debe sentirse a bordo como en un palacio flotante: cómodo y seguro. Debe moverse por él a sus anchas, con la confianza de que se siente en su casa.
Para ello es bueno que tengan su propio espacio (su camarote, su cama, etc.), del que se tienen que responsabilizar, y que cuenten con un sitio para sus cosas (ropa, juegos, cuentos, cromos,…).
Lógicamente antes de comenzar un crucero de cierta importancia debemos haber adecuado el barco a sus necesidades y haber contemplado la posibilidad de instalar pasamanos a su altura –tanto en el interior como en el exterior-, algún sistema de red o boardilla para que no se caigan ni de la cama, ni por la borda, mantener los pasos despejados, la bañera libre de escotas, y los peldaños (ya sea de acceso al interior o al fly, si lo hay) con el antideslizante en buen estado.
Chaleco sí, por favor
El chaleco es una prenda a la nuestros grumetillos se deben acostumbrar desde bien pequeños. De este modo la llevaran con naturalidad y terminará por no resultarles incomodo. ¿Acaso no resultan incomodos los tacos de football y los vestidos y coronas de princesas y los niños no se quejan?
Cuando se realizan travesías largas, cuando se navega de noche, cuando la tripulación es reducida, y cuando hace mal tiempo, que los niños lleven chaleco mientras estén en cubierta es fundamental. También es una sana costumbre que se los pongan cuando navegan con nosotros otros niños. De este modo, sus invitados lo verán como lo que tiene que ser.
A bordo colaboramos todos
Igual que en casa, los niños deben hacerse cargo y mantener en orden sus juegos y pertenencias en el barco. Pero además es conveniente que ayuden en las tareas de navegación, de amarre, de limpieza… un niño que se siente útil y necesario es un niño contento. Y un niño contento a bordo es sinónimo de padres relajados. Cazar con el bichero el muerto, llevar la caña un rato, colocar el faldón del Génova, subir y bajar la escalerilla de baño, contactar por radio con el puerto y sobre todo cepillar y baldear la embarcación… son encargos divertidos que están al alcance de cualquier niño.
¿Saben la historia de la serpiente marina que quería subir a bordo y acabó en el guardamancebos hecha una ballestrinque? … ¡Invéntela y tendrá el mejor encargado de poner y quitar las defensas del mundo!
Procuraremos, en caso de mal tiempo, ante alguna rotura o cualquier otro contratiempo, que los niños nos vean calmados. Con la mayor naturalidad y sin darles demasiadas explicaciones le pediremos que se centren en sus juegos en la cubierta inferior, mientras los mayores se concentran en el trabajo. Una vez superada la dificultad no está de más explicarles qué ha sucedido y cómo se ha solucionado…Sólo de esta manera lograremos niños valientes, capaces de enfrentarse a los problemas y adversidades con la confianza precisa.
Los tripulantes más pequeños tienen que tener muy claro, desde el principio, que a bordo manda el patrón. Con paciencia se les tiene que ir explicando el porqué de las ordenes que reciben y la importancia de obedecerlas, así como la dinámica y el funcionamiento de las cosas.
Y cuando no obedecen o actúan mal conscientemente, se les manda unos minutos a proa para que reflexionen sobre lo que han hecho o dicho. Nos referimos claro está al camarote de proa, pues en cubierta vendría a ser más un premio que otra cosa.
Las muchas horas de práctica hacen que moverse por el barco les resulte natural a nuestros hijos. El equilibrio, las distancias, el vaivén, la escora o el paso de la ola del barco, los pantocazos, la altura de los escalones, de la botavara, la ubicación de las cornamusas… termina estando tan asimilado que ni ellos, ni nosotros, les prestamos atención. No ocurre lo mismo con sus amigos, que tienden a correr tras ellos, imitando todo lo que hacen. Para ellos, entrar y salir del barco en puerto, saltar desde el balcón de proa o de la plataforma a la hora del baño, subir por la escalera cuando el mar no está plano puede no ser tan seguro.
Lo cierto es que cuando hay varios niños a bordo acostumbran a organizar sus propios juegos y diversiones, y apenas precisan de los adultos para pasárselo bien. La cosa cambia cuando se trata de solo uno o dos niños, en cuyo caso, y dependiendo de las edades que tengan, habrá que ir proponiendo cambios de actividad cada una o dos horas.
Contar con distintos equipos de entretenimiento a bordo, equipos de buceo, un balón, una pequeña auxiliar o barca a remos, colchonetas, sea scooters…harán que el fondeo sea algo realmente apetecible; igual que los arrastrables o la pesca durante la navegación.
En travesías de cierta entidad podemos llenar las largas horas que estemos en cubierta con chistes, adivinanzas, trabalenguas, palabras encadenadas, adivinar películas o personales. Los juegos tradicionales de mesa: cartas, parchís, Trivial,…son siempre un buen recurso y, con cierta moderación las pequeñas consolas, tableas y ordenadores cargados con juegos, películas y sus series favoritas también pueden jugar a nuestro favor.
Además de jugar, navegar y aprender, a bordo hay tiempo para todo…también para colorear, pintar, leer y estudiar.
Estas actividades se deben intercalar, siempre que se pueda, con algunos ratos de juegos en playa o en tierra firme.
Con frecuencia los niños están tan entretenidos a bordo que se les olvida comer y hasta beber. Otras veces, sin embargo, esperan con ansiedad la llegada de esa hora para ayudar a preparar el aperitivo y poner la mesa.
Siempre que sea posible, y que el equipamiento de la cocina y la meteo lo permitan, cocinaremos los platos que más les gusten. Estos deberían ser sencillos, sanos y ligeros. Gazpachos, ensaladas de pasta, tortillas, arroces, fideua, carne a la plancha o al horno, pizzas,…
Los bocadillos y sándwiches son un buen recurso cuando el mar no está tan bueno. También es conveniente contar con frutos secos, barritas energéticas y bebidas isotónicas para aquellas situaciones en las que resulta imposible entrar en la cocina.
Nunca es demasiado pronto para inculcar a los más pequeños el amor y el respecto al mar. Las travesías largas y las estancias prolongadas a bordo brindan infinidad de ocasiones inmejorables (avistamiento de delfines, ballenas, peces luna, medusas, gaviotas, cormoranes,…y del mismo paisaje) para enseñarles a disfrutar de la naturaleza y a respetarla.
El crucero estival también es perfecto para ir formándolos en temas relacionados con la embarcación y la navegación. Cuando a uno le gusta algo de verdad, no le cuesta hacer que los demás participen, compartir conocimientos y experiencias… y con los niños es muy fácil, solo hay que utilizar su idioma.
Acostumbrados como están a la “Play”, a la “Wii” y la “Nintendo”, ¿cómo les va a costar buscar la posición del GPS? Si nos sacan media vuelta en un circuito de Cars, ¿cómo no van a saber llevar una auxiliar?….a todos les gusta llevar la caña, colocar las defensas, cazar con el bichero el muerto, soltar las amarras y hacerlas aterrizar en el pantalán, adujar cabos, darle un poquito al winches…
Cualquier excusa es buena para organizar a bordo una fiesta especial. Disfrutar de una cena diferente en cubierta, pasar de los horarios y jugar hasta las tantas, mirar las estrellas, bañarse de noche y contar “auténticas historias de piratas”.
Material con derechos de autor publicado en Revista Skipper.